Mi madre ha cumplido 84 añazos. Seguimos con la costura, y como complemento a la máquina de coser, pensé que le vendría bien este rico costurero, prácticamente a tamaño real. Se acompaña de un lilium porque le encantan las flores.
Es una tarta de bizcocho de calabaza rellena de mermelada, también de calabaza, almíbar de naranja y cobertura de ganache de chocolate con leche y negro, para los dos colores del mimbre, realizado con manga pastelera. Tenéis la receta aquí. Así sacamos partido a los productos de temporada.
La parte superior es fondant "estampado" con cacao, un colorante natural estupendo.
Con frecuencia me preguntan si las flores se comen. Las flores se hacen con una pasta de azúcar especial para ellas, comestible por supuesto, pero una de las cosas que tiene de especial es que endurece mucho y rápido, precisamente para que queden bien. Así que si tenemos intención de comerlas estarán duras. La mayoría de la gente, guarda este tipo de flores de recuerdo, pues se conservan bien, siempre y cuando no rompan, (cosa fácil, por otro lado). El lilium es para mí una de las flores más laboriosas, por tiempo y por material, ya que todas las hojas y los estambres van alambrados de uno en uno. Es un alambre especial que nos ayuda a dar forma y montarla, y... no, evidentemente el alambre no se come....
Muchas felicidades mamá!!
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